Socio-Historia

Créditos pendientes

La década de los años treinta para la ciudad fue una época caracterizada por una doble situación socioeconómica: la crisis económica de finales de los años veinte (1.929-33) y la reactivación que es levemente frenada a finales de los años treinta por los sucesos de la segunda guerra mundial, pero que se continua por la década de los cuarenta hasta mediados de los años cincuenta.

La crisis fue precedida de un fenómeno de recesión económica expresada, fundamentalmente, en la caída de los créditos externos y las reservas internacionales del Banco de la República. La crisis, que tuvo sus consecuencias a nivel nacional, consistió básicamente en la baja de las exportaciones cafeteras y sus precios. Tuvo como máxima expresión la suspensión de las obras públicas y por consiguiente, el desplome de la demanda interna de bienes y servicios. El desempleo urbano, la reducción del crédito bancario y la deflación originada por la contracción de la demanda monetaria y la reducción de los precios nominales fueron la expresión más objetiva de la caída económica y del ingreso real de los colombianos.

Para el recién creado Departamento del Valle y en especial, para la ciudad de Cali, su capital, la situación se tornó bastante difícil en estos años. La parálisis de obras como la construcción del Palacio Nacional (cerca de 150 hombres) y la carretera Armenia-Ibagué lanzaron a muchas personas al desempleo. Estas obras estaban a cargo del Ferrocarril del Pacífico, que a su vez se vio en la obligación de licenciar a más de cien trabajadores y aplicar un plan de austeridad que reducía los sueldos mayores a doscientos pesos. La recesión inicial también detuvo los préstamos internacionales que le venían ayudando a la ciudad en proyectos como la construcción del acueducto público (Royal Bank of America) y el Teatro Municipal (Baker Kellog).

Con la caída de las importaciones se redujo la movilización de carga por el Ferrocarril del Pacífico trayendo como consecuencia la baja en los ingresos de la empresa, los recaudos municipales bajaron obligando a los ediles a reajustar las tarifas, igualmente se calló el “boom” de la construcción iniciado en la época de la prosperidad a debe, (durante los años 20 el país tuvo una actividad económica importante que utilizó para endeudarse) con él las licencias de construcción y por lo tanto el volumen de importación de cemento; hasta el consumo de carne estuvo afectado por que la crisis comprometió el sacrificio de ganado.

Empresas importantes formadas en los años veinte como Industrias Textiles de Colombia y Carvajal & Cía. presentaron diferentes contratiempos, pero el comercio en general prácticamente quebró. Un buen ejemplo, entre otros, de los sacrificados por la crisis puede ser el caso del negociante Carlos Mercado Quintero. Carlos, uno de los hijos del patrón Mercado, contador y políticamente conservador, creó la sociedad Mercado & Cía. casa comercial, exportadora-importadora, que funcionaba en el almacén de la calle 12 con carrera 8, vendiendo abarrotes y todo tipo de productos importados. También fue presidente de la Cámara de Comercio en seis oportunidades y gerente de las Empresas Municipales de Cali (1928), entre los numerosos cargos públicos detentados. En la crisis de los años treinta pagó todas sus deudas, pero a él nadie le canceló y ante el cierre de las importaciones se vio en la necesidad de liquidar la sociedad y cerrar por siempre su almacén.

Los desempleados se tomaron las calles y las plazoletas (como la de San Nicolás o la de la gobernación) reclamando soluciones y trabajo; la marcha contra el desempleo y el hambre que se llevó acabo el 29 de septiembre de 1930 mostró la gravedad social de la crisis. Mientras el gobierno central elevaba la consigna de volver al campo, como una forma de solución al desempleo de las ciudades, los concejales de Cali discutían las mejores estrategias para solucionar en corto plazo los efectos de la crisis. Concejales como Zawadsky, los García y Tenorio ganaron protagonismo asumiendo la causa de los desempleados y de la crisis económica de la ciudad.

Pero la figura más destacada por asumir las diferentes problemáticas populares y de ciudad en esta década fue Julio Rincón. Se puso al frente de las movilizaciones de los desempleados (1.929, 1.930, 1.932), en las marchas ciudadanas contra los intereses lesivos de la Compañía Colombiana de Electricidad (1.930, 1.931) y por la defensa en el traslado de los talleres del ferrocarril al Barrio Obrero (1.930); traslado que buscaba beneficiar de acueducto, alcantarillado y pavimentación a barrios como Obrero, La Chanca, Belalcázar, El Piloto, Jorge Isaacs y El Pueblo.

También marcharon e hicieron huelga las obreras de La Garantía (1.931, 1.933, 1.937) y de las trilladoras de Café (1.934); las huelgas de los zapateros (1.933, 1.935) y los choferes (1.930, 1.933); las movilizaciones de los mineros (1.930, 1.931) y los vendedores y vendedoras de la plaza de mercado (1.930, 1.932) Estas movilizaciones populares, que continuaban y profundizaban los movimientos sociales iniciados en la década de los veinte, hacían evidente el surgimiento de nuevas representaciones que chocaban contra los valores patriarcales y paternales de las estructuras sociales en el poder y que no tenían cabida solo en los partidos políticos tradicionales.

A mediados de la cuarta década del Siglo XX, la dirigencia sindical llevó a cabo el Congreso Obrero de Transportes y que permitió la creación de la Federación Nacional de Obreros de trasportes con sede principal en la ciudad de Cali. Hacia finales de la década las condiciones se dieron para sacar adelante el III Congreso Nacional del Trabajo (1.938) posicionando a Cali rápidamente como un centro importante de los movimientos populares y sindicales a nivel nacional; poco tiempo faltaba para que la voluntad organizativa de alarifes y mineros diera paso a la formación de la Federación de trabajadores del Valle del Cauca (FEDETAV).

La década de los treinta, también significó un cambio político a nivel nacional, regional y local. La “crisis de las bananeras” marcó simbólicamente el final del gobierno del presidente Guillermo Abadía Méndez (1.926-1.930) y de la hegemonía conservadora en cabeza suya; un periodo que finalizó con gran turbulencia social. El gobierno de la concentración nacional del nuevo presidente, miembro del partido liberal, Enrique Olaya Herrera (1.930-34) generó un nuevo optimismo económico, político y social.

El conjunto de medidas tomadas, rápidamente lograron una recuperación de la economía. Para el caso de Santiago de Cali fue claro, recuperó la dinámica producida en los años veinte y logró profundizar la modernización industrial en un proceso sostenido por más de dos décadas, tan solo brevemente interrumpido, por la coyuntura de la segunda guerra mundial. El nuevo ambiente se expresó en el surgimiento de nuevas empresas como Punto sport (1.932), A Lotero (1.932), Maizena S.A. (1.933), Textiles el Cedro (1.937), Croydon (1.937) y Cementos del Valle (1.938) en Puerto Isaacs-Yumbo. Según Edgar Vásquez, para 1.934 se habían formado cerca de sesenta y cuatro empresas en el Valle del Cauca y empezaban a tomar forma las primeras zonas industriales de la ciudad.

Pero además se realizaron importantes eventos religiosos, deportivos y feriados: el Congreso Eucarístico Bolivariano se celebró en Cali en enero de 1949 con la asistencia del cardenal Clemente Mícara, como delegado papal y de las altas jerarquías católicas de los países liberados por Bolívar. Entre los actos se destacó la multitudinaria marcha de las antorchas hacia el Templete. En 1954 se realizaron en Cali los 111 Juegos Atléticos Nacionales, evento para el cual se construyó la Villa Olímpica, que incluyó el Coliseo Cubierto y las Piscinas Olímpicas de San Fernando. En las décadas siguientes continuaron los eventos deportivos que le han merecido a Cali el título de “Ciudad Deportiva de Colombia”: El XV Campeonato Suramericano de Natación y Waterpolo en febrero de 1960, el Campeonato Suramericano de Atletismo en 1963, que se realizó con el XII Congreso Suramericano de Medicina y Deporte, y con el XXII Congreso Suramericano de Atletismo. En agosto de 1963 se llevó a cabo el IV Campeonato Juvenil e Infantil Centro-Americano y del Caribe de Natación, hasta llegar a los VI Juegos Panamericanos (30 de julio de 1971) Y los Juegos del Pacífico en junio de 1995.

En 1940 se concluyó la carretera Cali-Buenaventura por la vía de Anchicayá. Desde 1926 la Asamblea Departamental había decretado la obra y por medio de la Ley 106 de 1927 el gobierno nacional concedió una subvención de $10.000 por cada kilómetro construido.

Cuando el Valle del Cauca, en la década de los cuarenta, despegaba económicamente, iniciando un proceso de modernización agrícola y con una industrialización tardía pero acelerada que superaba la incipiente y rudimentaria producción manufacturera anterior, el departamento ya contaba con una infraestructura vial y portuaria básica que le permitió la integración económica regional, su conexión con el interior del país y su vinculación con el exterior.

El doctor Rodrigo Escobar Navia afirma, “a riesgo de crítica”, que el Valle del Cauca -al menos en la etapa preparatoria del despegue hacia el desarrollo- “es una iniciativa pública” que creó condiciones para un vigoroso fortalecimiento y crecimiento del sector privado. Habría que puntualizar, sin embargo, que muchas de las obras de desarrollo regional han sido ideadas y realizadas por dirigentes del sector privado cuando prestado sus servicios al Gobierno, como ha ocurrido con frecuencia; o las han apoyado y promovido desde el mismo sector privado para ser tomadas en consideración por el sector público.