San Nicolás

Claves de lectura para la Historia de San Nicolás: a propósito de las palabras de Dionisio Varela, habitante raizal del barrio San Nicolás, de Cali

La octava de la Parroquia de San Nicolás, llamada Fiesta del corpus del Vallano, tenía una parte profana. La negra del corpus era una muñeca colosal, dos metros de pies a cabeza, piel negra y ataviada con indumentaria de ñapanga según moda. Acompañada de pitos, flautas y tambores y multitud de muchachos, e invitaba con danzas y venias a los vecinos para que asistieran al Corpus del Vallano. Las familias del Empedrado, bajaban engalanadas al paseo por la noche en vísperas de la fiesta. Las calles iluminadas con mecheros y faroles, ostentaban en las esquinas altares de novedad, bajo toldas adornados con grandes espejos plantas y flores vivas. En los campanarios improvisados, adornados con musgos y frutas sonaban  los esquilones y en las calles, músicas y cohetes.  Las familias del Vallano, obsequiaban a sus amistades con empanadas acabadas de sacar de la cacerola, el famoso ponche batido de leche y huevos, aromatisados con polvos de canela, galletas y vinos secos generosos; y durante el día con champus bebida fresca del país apenas fermentada.”
Evaristo García. Reminiscencias lugareñas,
Tiempos idos. 1918

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Las palabras de Dionisio Varela habitante raizal del barrio de San Nicolás, se presentan como un interesante hilo conductor para dar cuenta de los cambios sociales, económicos y culturales del barrio San Nicolás sobre todo desde mediados de siglo XX. Vamos a tratar ir tras ellas, aunque antes  convengamos en que el barrio san Nicolás se configuró desde mediados del siglo XIX como un sector de artesanos y pequeños comerciantes aglutinados alrededor de una plazuela y parroquia que llevará ese nombre como símbolo por excelencia de una incipiente configuración urbana que avanzaba sobre el mundo del Vallano. Es por eso que la prensa de finales del siglo XIX da cuenta de casas comerciales sobre San Nicolás, y hasta de su participación en las fiestas religiosas de la ciudad, con el matiz intercultural que refleja el epígrafe propuesto.

Dionisio empieza por aludir a la actividad fabril  y su desarrollo en el barrio a partir de la década de 1940. En general la Cali precedente y su incipiente entramado de trilladoras, cervecerías, textilerías, papelerías y por supuesto talleres artesanales,  empezaba a abrigar con fuerza en el barrio de  San Nicolás a fábricas que marcarían su suerte y la de los caleños de entonces. Al menos desde 1928 la Compañía Colombiana de Tabaco había iniciado esa senda, casi de manera conjunta con la fábrica de pastas La Espiga de Oro (ubicada en la manzana en la comprendida entre las calles 21 y 22 y las carreras 7 y 8) , sin embargo con la fundación de Croydon en 1937, poco a poco el proletariado se empezaba a convertir en un elemento representativo del paisaje barrial, con sus zigzaguear biográfico entre el trabajo y el ocio.[1] Dionisio no puede dejar de lado la presencia de ambos géneros en el mundo del trabajo y en la actividad sindical y cooperativa que tuvo en el barrio San Nicolás y en el vecino barrio Obrero sus nichos por excelencia.[2]


[1] A propósito, sobre las trabajadoras de Croydon, puede consultarse: RICO BERMÚDEZ, Rosa Emilia. Mujeres obreras e identidades sociales. Cali, 1930-1960. Medellín, La Carreta Ed. 2007

[2] Pronto podrá verse: Mera, Hansel. Historia del barrio Obrero: habitar, trabajar y luchas en Cali, 1920-1940. En prensa.

Fotografía de Otto Moll González. 1957

Y si de proletariado se habla, bien vale la pena recordar que desde las primeras décadas del siglo XX San Nicolás también funcionaba como un pequeño epicentro de producción y circulación de prensa artesanal, casi siempre afín al liberalismo y leída y comentada en esquinas, cafetines, y en El Mar Rojo.[1] Es por ello que distintos autores afirman que la lógica espacial de Cali convirtió por los años de 1940 a San Nicolás en un barrio especializado en la industria de las artes gráficas y con razón, aunque las razones haya que buscarlas más atrás en el tiempo.[2] Y es por ello también que Dionisio recuerda  ya para mediados de siglo la presencia de Relator, el órgano liberal  de los Zawadsky, y de Renovación, el órgano de los ferroviarios como elementos comunes de las conversas distintas, al tiempo que muchos caleños de la época solían visitar la incipiente serie de casas comerciales especializadas en películas fotográficas y gabinetes en los cuales consumaba con una foto el deseo de evitar el paso del tiempo. Las tecnologías de la impresión y de la artes gráficas convivían entre muros del barrio San Nicolás.  


[1] Sobre el barrio San Nicolás y su relación con la industria gráfica: Cartofonias de San Nicolás: estudios sobre la memoria sonora de la industria gráfica en Cali. Blog disponible en: https://www.icesi.edu.co/cartofonias/san-nicolas/historia-urbana/

[2] Resulta ilustrativo: Aparicio Morera, Esteban. El camino a al especialización espacial: el asentamiento de la industria de las artes gráficas en el barrio san Nicolás, 1940-1980. En: Memoria y Sociedad. Vol 20. N° 41, 2016. Edición digital disponible en: https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/memoysociedad/article/view/17734

Detalle periódico Renovación, órgano oficial del sindicato ferroviario del Pacífico

Las palabras siguen para evocar los teatros, por supuesto, el Teatro San Nicolás sobre las vecindades del parque, y otros menos conocidos, como el Teatro Avenida, sobre la carrera 1ª en lo que desde los años cincuenta era un sector de venta de repuestos y ferreterías. Cali se volcaba hacia la otrora Hacienda Salomia y esa nueva espacialidad miraba hacia el norte y el oriente, pero San Nicolás seguía siguiendo un eje articulador y no solo por el mundo del trabajo. En realidad, los viejos hostales al frente de la vieja Estación del Ferrocarril del Pacífico, los cafetines alrededor de la carrera 8ª, la Calle 15 y sus cantinas abrazaban al barrio San Nicolás justo cuando las sombras de la noche acechaban el cerebro de los vivos.

Plano de Cali 1958